Donativos
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“Estaba Jesús en el templo y veía como los ricos iban echando dinero en el cofre de las ofrendas. Vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de poco valor, y dijo: Os aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás; porque esos han echado de lo que les sobra, mientras que esta ha echado, de lo que necesitaba, todo lo que tenia para vivir”. (lc. 21, 1-4).
Nuestros estatutos, recogen y señalan los fines de nuestra asociación, que son los siguientes:
1. Venerar y difundir la imagen de Jesús Misericordioso.
2. Celebrar solemnemente la Fiesta de la Divina Misericordia.
3. Rezar y propagar el rezo de la hora de la Misericordia, coronilla de la Divina Misericordia y novena de la Divina Misericordia.
4. Profundizar en el conocimiento y práctica de la Misericordia de Dios mediante la lectura, meditación, oración y estudio de la Palabra de Dios.
5. Promover la práctica de las obras de Misericordia y crear espacios para su desarrollo.
6. Colaborar en la nueva evangelización, llevando a los alejados el mensaje de la Misericordia de Dios, salvador y redentor, especialmente a los jóvenes, siguiendo el mandato de Jesús, “Id a las ovejas extraviadas”, yendo a buscarlos. Creando para ellos lugares de ocio y formación, dignos de los hijos de Dios.
Para realizar estos fines, contamos en primer lugar con la ayuda de la Divina Misericordia, de Santa Faustina Kowalska y también con vuestros desinteresados donativos o aportaciones.
Estas podéis ingresarlas en las cuentas de referencia proporcionadas con anterioridad.
También, y si ello os parece bien, podéis ordenar a vuestro banco que ingrese en una de las cuentas de la Divina Misericordia, la cantidad que vosotros deseéis. Para ello debéis rellenar el folleto que os adjuntamos:
“El Señor le dijo a Elías:
Levántate y vete a vivir a Sarepta de Sidón; yo ordenaré a una viuda de allí que te alimente.
Elías se levanto y se fue a Sarepta. Cuando entraba por la puerta de la ciudad, vio a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo:
Por favor, tráeme un vaso de agua para beber.
Cuando ella iba por el agua, Elías le grito: tráeme también un poco de pan. Ella le dijo:
¡Vive el Señor, tu Dios, que no tengo una sola hogaza; solo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza! Precisamente estaba recogiendo estos palos para preparar algo para mi hijo y para mí; lo comeremos y luego moriremos. Elías le dijo: no temas; ve a casa y haz lo que has dicho, pero antes hazme a mí una hogaza pequeña y tráemela. Para ti y para tu hijo la harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: no faltará harina en la tinaja ni aceite en la orza hasta el día en que el Señor haga caer la lluvia sobre la tierra.
Ella fue e hizo lo que le había dicho Elías, y tuvieron comida para él, para ella y para toda la familia durante mucho tiempo. No faltó harina en la tinaja ni aceite en la orza, según la palabra que el Señor pronunció por medio de Elías” (I Reyes 17,9-16).